"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

Yemas de Santa- Ávila Medieval


Ávila, Patrimonio de la Humanidad, ciudad medieval. Puedes pasear por tus calles y mirar cada uno de sus rincones llenos de historia. 


Las murallas son lo más significativo de la ciudad, esas murallas que se construyeron en el siglo XII con 9 puertas y que servían de protección a los abulenses, independientemente de si eran moros, judios o cristianos.


Son innumerables las iglesias y conventos que nos podemos encontrar mientras paseamos por la ciudad, pero yo disfruto más perdiéndome por las calles y plazas. Una de estas últimas, conocida como Mercado Grande es uno de los lugares más emblemáticos.



Casas blasonadas y palacios están en todo nuestro recorrido. A extramuros nos encontramos con el paseo del Rastro, un agradable paseo, en el que podemos ir viendo otras arquitecturas a las que da soporte la muralla. 


La puerta dle ratro aparece flanqueada por dos torres cuadradas que sostienen un balcón conocido como de Dª Guiomar.


La catedral de Ávila merece un punto y aparte, al ser el más claro ejemplo de catedral-fortaleza de Europa. Y tampoco podemos olvidar el convento de la Encarnación, luegar en el que Santa Teresa pasó más de 30 años.


Al ser una ciudad cercana a Madrid, mis visitas a Ávila casi siempren han sido excursión de un sólo día, sólo una vez de pequeña había hecho noche en la ciudad. Esta vez mi marido y yo simplemente ibamos a pasar el día y a comer para celebrar San Valentín, pero mi marido me había dado la sorpresa de reservar habitación en el palacio de Valderrabanos. Alojada en su torre me sentía como la princesa de un cuento, aunque al principio pensé que iban a salir los fantasmas de otras épocas.


Como Nieves y yo contamos en su momento, el menú de San Valentín fue el del Parador. El fin de semana que habíamos elegido fue uno de los más frios del año, y por la noche, embutidos en nuestros abrigos, con la bufanda que casi nos tapaba los ojos, nos fuimos a tapear. 


No sabíamos adonde nos teníamos que dirigir, y a través de la ranura por la que veíamos, casi no sabíamos ni por donde andabamos, pero tuvimos suerte. saliendo de la muralla por la puerta de la catedral vimos una taberna, Casa de Postas, donde por muy poco dinero nos tomamos unas cervezas, todas ellas acompañadas de unas estupendas y generosas tapas, entre ellas las típicas patatas revolconas.

Ya por la mañana, aprovechando que estabamos cerca, nos fuimos a Arenas de San Pedro, disfrutando del paisaje del camino, para ver las Cuevas del Águila. Estas cuevas que se descubrieron en 1963 de forma casual por unos jóvenes. En un recorrido de 1 km, podemos ver las maravillosas figuras que las filtraciones de agua forman en la gruta.


Un fin de semana perfecto, en el que no puede faltar un café con unas yemas de Santa Teresa, la respostería que mejor identifica toda la provincia de Ávila. Las yemas podemos encontrarlas a la venta por toda la ciudad como si fuesen un souvenir, pero si os animáis a hacerlas en casa os dejo la auténtica receta de las mismas:

Para preparar las yemas de Santa Teresa necesitamos yemas de huevo, azúcar, agua, limón y canela.


"Este dulce se elabora con la yema de huevo exclusivamente, estas yemas se suelen batir en boles de cobre. A parte se suele elaborar una reducción de un almibar hasta lograr que esté denso con zumo de limón y canela.Se suele decir que el amibar encontró su punto de hebra es decir que cuando se alza con una cuchara proporciona un pequeño hilo consistente entre la superficie del almibar y la cuchara. En ese instante se mezcla el almibar con el batido de las yemas y finalmente se baten juntos exponiendo la mezcla a un calor moderado. La masa se deja enfriar y reposar, tras ello se forman una especie de bolas de un par de centímetros de diámetro y se suelen poner en barcaletas de papel."

Bon Appétit
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