"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

Tarta de violetas y calabaza para Beatriz


"En una tina de tinte color violeta,
¡Lo mejor de la tintorería!
A mi abuelo sus únicas gafas 
cayéronle un día...
Enfadado, mi abuelo, no quiso cambiarlas
ni limpiarlas siquiera quería;
¡Desde entonces, color violeta
Todo veía!
Violeta el agua de la fuente
que pura manaba;
violeta el árbol, violeta la niña
que bajo él jugaba.
En un mundo color violeta
todo violeta era para él:
la casa, la ropa,
violeta la cuchara, violeta el mantel,
¡Violeta la sopa!"

Este poema de Leroy F. Jackson es uno de los primeros que leí. Me gustaba porque las imágenes que lo ilustraban eran todas de color violeta.

Hoy quiero dedicarle este poema a mi sobrina Beatriz, la hija mediana de mi hermana Montse. Beatriz, nombre que viene del latín Beatrix que significa bienvaenturada, portadora de felicidad, alegre y así es ella, risueña y soñadora, creativa y sensible, en una palabra, adorable. 


Beatriz ya hizo su aportación a La cajita junto con sus otras dos hermanas, concretamente con una estupenda pizza. La semana pasada cumplió 13 años y para que soplase las velas la llevé una tarta preparada con un bizcocho hecho con la calabaza de Cenicienta y cubierto con un frosting de caramelos de violeta, que para eso este color simboliza la magia y el encantamiento.

Ingredientes:


Para el bizcocho:


  • 250 gr. de calabaza asada
  • 2 huevos
  • 250 gr. de azúcar
  • 250 gr. de harina
  • 80 gr. de aceite de oliva
  • 1 sobre de levadura
  • 1 cucharada grande de canela

 Para la tarta:

  • 1 bizcocho de calabaza
  • 300 ml de nata para montar
  • 250 de crema de queso
  • 20 gr. de caramelos de violetas
  • 150 gr. de azúcar glas


Desde que hice por primera vez el bizcocho de calabaza con calabaza asada, no lo he vuelto a hacer de ninguna otra manera. Se puede hacer de manera tradicional o con THMX . Antes cocía la calabaza, pero el sabor que deja si la asas no tiene comparación. Si queréis ver el paso a paso pinchad aquí.

Para el frosting de violetas, lo primero que tenemos que hacer es pulverizar los caramelos con un robot de cocina, después los mezclamos con azúcar glas y con crema de queso. Yo la uso ligth por aquello de compensar, ya sabéis churros y café con sacarina, je, je. Si queréis potenciar el color, se le puede añadir glucosa de color. Yo le puse la puntita de un cuchillo. cuando tengamos la crema reservamos.


Con las varillas montamos la nata, ya sabéis que tiene que estar muy fria, si os acordáis, es bueno meter el recipiente donde vamos a montar la nata en el frigorífico un rato antes.


Mezclamos la nata con la crema de violetas con movimientos envolventes.


Cortamos el bizcocho por la mitad (insisto, tenéis que probarlo) y rellenamos con parte de la crema. Volvemos a poner la tapa de bizcocho.


Ahora ponemos papel de aluminio entre el plato y el bizcocho para que no se manche y empezamos a cubrimos toda la tarta generosamente con la crema.

 
Quitamos con cuidado el papel de alumnio y metemos en el frigorifico al menos 4 horas. Cuando la sacamos la decoramos al gusto. Yo he utilizado en esta ocasión azúcar de violetas y hojas de chocolate.


Aunque el abuelo del poema limpiase sus gafas seguiría viendo así esta tarta.



Sabor auténtico a caramelos de violeta



¡Feliz cumpleaños Beatriz!


Bon Appétit
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