"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

Huesos de Santo


Hoy día 1 de noviembre, una fiesta nacional en la que "casi" todos los españoles estamos en estos días comiendo los típicos dulces, buñuelos, huesos de Santo... yo en lugar de salir a comprarlos he decidido probar a hacerlos caseros. 

Las pastelerías y obradores de repostería, cuyos escaparates están plagados de ellos de todos los sabores imaginables, yema, chocolate, fresa... para todos los gustos, se llenan de gente que espera colas para adquirir una docenita de estos "mazapanes" rellenos que nos adelantan el sabor de las fiestas navideñas.

El origen es tan sencillo como que un inventor anónimo decidió prepararlos como competencia a los buñuelos y como digo anteriormente, adelantar un poquito los sabores del invierno.


Su preparación es tan sencilla y con unos ingredientes tan básicos que todos los podemos preparar en nuestras casa, el tema y la complicación viene luego al darles forma, pero vamos poco a poco...

Necesitamos azúcar, huevos, almendras molidas y agua.


Para la masa de mazapán:
Ponemos en un cazo 100 ml. de agua a calentar y preparamos un almíbar añadiendo 200 gr. de azúcar, removiendo bien hasta su completa mezcla.
Añadimos poco a poco las almendras molida removiendo sin parar hasta lograr una masa.
Ponemos en un cuenco y dejamos enfriar.


Preparación del relleno:
Con 50 gr. de agua y 100 gr. de azúcar hacemos de nuevo un almíbar concentrado al que añadiremos 4 yemas batidas, removeremos y en un cuenco apto para baño María cocemos sin que llegue a hervir hasta que espese. Dejaremos también enfriar para que solidifique completamente.


Una vez todo frío, espolvoreamos nuestra mesa con azúcar glass y ponemos el mazapán que rociaremos de mas azúcar glass hasta que la masa sea fácilmente trabajable y no pegajosa.
Extenderemos con el rodillo hasta que quede una masa de 1 cm. de grosor.


Cortamos en tiras de unos 6 cm. y enrollamos en palos cilíndricos, sellándolos con los dedos y dejando reposar hasta que se endurezcan.


Rellenaremos con ayuda de una manga pastelera con la crema de yema y si queréis también con chocolate o fresa, a vuestro gusto...


¿ Queréis probar vosotros a prepararlos? 
O preferís coger uno de los míos...





¡¡Cuidado que están fielmente vigilados por la terrorífica calabaza de Halloween!!



¿De chocolate?


¿O yema?


¡¡FELIZ DÍA DE TODOS LOS SANTOS!!


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